miércoles, 19 de noviembre de 2014

La alimentación saludable

Una buena formación en hábitos alimentarios saludables es indispensable. Por ello,  debe comenzar desde los primeros años, de modo que se consoliden y perduren a lo largo de la vida.

CREAR HÁBITOS EN FAMILIA
Cuando la familia  establece unos hábitos de alimentación saludables y fomenta la actividad física (juegos, excursiones, deporte, etc), ayuda al niño a convertirse en un adulto sana y a desarrollar todas sus capacidades. Así, es importante:

  • Compartir los alimentos constituye una actividad social en la relación familiar, por ello debe procurarse que sea un momento placentero
  • Aprovechar los momentos de alimentación  para promover normas que favorezcan  la convivencia familiar: horarios fijos para las comidas, participación de todos los miembros en las comidas principales, comportamiento en la mesa, fomento de la matiscación adecuada, etc.
  • Educar con el ejemplo.
  • Implicar a los niños en todas las actividades relacionadas con la alimentación. Pueden colaborar  en tareas como cultivar algunos alimentos en macetas (albahaca, perejil...), hacer la compra, elaborar el menú semanal, preparar y cocinar alimentos, colocar y recoger la mesa, separar residuos, etc
  • Realizar siempre el desayuno, pues es la comida más importante del día. Los niños que se lo saltan pueden presentar problemas de atención en clase, están más inquietos y se irritan con facilidad. El desayuno debe incluir proteínas (leche, yogur, queso fresco...), hidratos de carbono (cereales, pan o galletas) y fruta
SEGUIR UNA DIETA VARIADA
Seguir una dieta variada ayuda a diversificar los gustos por los sabores, que se van ampliando con el tiempo. muchos niños comen un número reducido de alimentos porque son los que más les gustan, y eso no contribuye al equilibrio nutricional.
Las cantidades de alimentos deben adecuarse a las necesidades  de cada niño, por eso hay que seguir las indicaciones que ofrece el pediatra
Ningún alimento contiene todos los nutrientes necesarios. La dieta mediterránea es un buen ejemplo de alimentación saludable porque incluye todos los grupos de alimentos.
Es importante variar las formas de preparar los alimentos (hervidos,  a la plancha, asados, guisados...) y no abusar de los fritos. Además, conviene estimular el consumo de alimentos crudos: ensaladas, macedonias o gazpacho.
El agua es la bebida más saludable y debe acompañar la toma de alimentos. El abuso de zumos comercializados o con leche, yogures líquidos, batidos, refrescos, etc. que suelen tener mucho azúcar, contribuyen al sobrepeso.

Para las familias que deseen ampliar información, en la página web de la Agencia española de seguridad alimentaria del Ministerio de Sanidad y Consumo (www.aesa.msc.es) pueden consultar gran cantidad de recursos y artículos sobre la nutrición saludable  de la infancia a la adolescencia.